Las ballenas jorobadas, en el Pacífico panameño
Los científicos se valen de fotos, transmisores y muestras biológicas para estudiar las poblaciones y la salud de las ballenas.
TAMARA DEL MORAL
tdelmoral@prensa.com
COMPORTAMIENTO. Saltos, aletazos y cantos son algunos hábitos que aún no se comprenden totalmente. EFE
13/07/2013 - Cada año, cientos de ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) migran desde los hemisferios norte y sur para reproducirse en aguas del Pacífico panameño.
Durante el invierno boreal, las jorobadas del Pacífico norte migran hacia las aguas someras y cálidas de las zonas tropicales y subtropicales para aparearse y tener sus crías, mientras que en el hemisferio sur es verano y las poblaciones de jorobadas que se encuentran por la península Antártica se están alimentando.
Cuando las estaciones cambian y llega el verano al hemisferio norte y el invierno al sur, las jorobadas del Pacífico norte regresan a sus áreas de alimentación en aguas de Estados Unidos y Canadá, y las poblaciones de la Antártica migran por la costa del Pacífico y llegan a Panamá.
El archipiélago de Las Perlas es un sitio ideal para la reproducción de esta especie. Anualmente llegan aquí entre 100 y 300 jorobadas, conocidas también como yubartas. En promedio, la época de reproducción para las ballenas que vienen del hemisferio norte a Panamá es de diciembre a marzo, y para las que llegan desde el sur, entre junio y diciembre. La mayor abundancia de ballenas se da entre agosto y septiembre.
La científica Betzi Pérez- Ortega, del Instituto Smith- sonian de Investigaciones Tropicales (Stri), explica que aunque es difícil distinguir los colores de las ballenas en el agua, estas sí tienen una ligera diferencia: las del Pacífico norte son más negras y sus pectorales también; las de la Antártica son mucho más blancas y las del Atlántico norte tienen el cuerpo más negro, pero sus aletas pectorales tienden a ser más blancas.
Las jorobadas tienen dos orificios nasales y unas protuberancias con vello en su rostro, que se cree utilizan para obtener información de su entorno mientras nadan.
También tienen surcos ventrales, que expanden para obtener grandes bocanadas de agua de la que filtran su alimento usando la lengua y sus barbas. Las ballenas del Atlántico y Pacífico norte se alimentan, generalmente, de peces y las de la Antártica, más de krill.
Aún no se sabe con certeza por qué estos mamíferos marinos saltan, pero se cree que puede ser una forma de comunicarse o para quitarse los ectoparásitos. Algunas forman una alineación en espiral para acorralar a los peces y, a medida que van ascendiendo, producen burbujas y sonidos que aturden a los peces. Luego se agrupan en una especie de red alrededor del banco de peces, y todas salen casi al unísono con las bocas abiertas para capturarlos. Esta estrategia la aplica principalmente la población del Atlántico norte, indica Pérez-Ortega.
Las aletas pectorales de las jorobadas pueden medir la tercera parte de su tamaño (aproximadamente 5m de longitud) y, con ellas, acostumbran a dar aletazos en la superficie del agua. La aleta dorsal está montada sobre una giba. Tanto la aleta dorsal como la caudal (cola) son útiles para identificarlas.
En el pasado, la caza comercial diezmó las poblaciones de estas ballenas, pero se están recuperando.
En Panamá, el Dr. Héctor Guzmán, de Stri, ha estudiado la población y las rutas migratorias de las jorobadas en el archipiélago de Las Perlas, donde se han identificado unas 250, utilizando fotos de sus colas. También ha propuesto una estrategia separadora de tráfico para reducir las colisiones entre ballenas y barcos que atraviesan el Canal de Panamá, que implica el trazado de “carriles” de entrada y salida del Canal y la reducción de la velocidad.
Según Guzmán, una delegación oficial técnica irá a Londres a representar a Panamá ante la Organización Marítima Internacional en septiembre, donde se revisará la propuesta para recomendar su implementación.
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