El municipio Capital produce alrededor de 1.500 toneladas de basura cada día, y la misma termina siendo enterrada casi en su totalidad en el relleno sanitario de Cerro Patacon.
No existen programas para que el ciudadano separe residuos en el origen, y el reciclaje no ha sido jamás una práctica impulsada desde el gobierno y se le ha dejado a pequeñas organizaciones no gubernamentales que lo más que pueden hacer es realizar esporádicas jornadas de recuperación de plástico, vidrio y papel.
La reducción en el origen y la recolección diferenciada en la fuente y una disposición final controlada traería una reducción en la producción de desechos de más de 50% y se evitarían innumerables daños ambientales, pero también requiere un esfuerzo que ningún gobierno ha estado dispuesto a hacer.
Aunque dicho sistema trae consigo el aprovechamiento económico de los residuos, en una primera fase implicaría un gasto en contenedores especiales para vidrio, plástico y papel, y también habría que disponer de unidades que hicieran el traslado de cada uno de estos productos. También habría que montar varios centros de acopio distribuidos en toda la ciudad para tratar cada residuo.
Y sobre todo habría que emprender intensivas campañas educativas para que cada ciudadano empiece a separar en el origen y deposite lo que corresponde en cada contenedor.
Se trata de un sistema que una vez que empieza a funcionar trae beneficios de todo tipo, pero hacer que las piezas de este engranaje empiecen a moverse no es tan sencillo y se requiere sobre todo voluntad desde arriba. Hasta ahora, la inercia es la que sigue marcando la pauta.
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